Cada institución jurídica descubre en su fondo una faceta del alma humana, unas, como el conmodato, el sentimiento de amistad y ayuda; otras, como la renta vitalicia, la seguridad ante el porvenir; otras, como el préstamo usurario, la codicia; otras, como el seguro, el temor a la ruina, pero ninguna como la donación descubre el aspecto más puro de nuestros sentimientos: la bondad, por ella el hombre se manifiesta despojado del lastre de las sensaciones innobles; muestra su corazón sin repliegues ruines y se patentiza a sus semejantes bajo el propio signo de la humanidad, por eso las partidas -la maravilla del siglo XIII- establecían que la donación es bien fecho que nasce de la nobleza e bondad de corazón quando es fecha sin ninguna premia (Ley 1ª, título IV, partida V).