Querida familia del Hospital de Antezana:

El pasado quince de diciembre, la Fundación de Antezana, Hospital de Nuestra Señora de La Misericordia, me otorgaba el privilegio y honor de nombrarme presidente de esta centenaria institución.

Quiero, en estas primeras líneas, dirigirme a todos los miembros del patronato, agradeciéndoles su apoyo unánime y decidido. Agradeciendo asimismo a quienes me han precedido en el cargo y que, a lo largo de más de quinientos años, han hecho posible mantener vivo el legado de nuestros fundadores, don Luis de Antezana y doña Isabel de Guzmán, y con ello la magnífica obra que crearon en ayuda de los más necesitados.

Quiero hacer un reconocimiento a nuestros mayores, nuestros residentes, que son los que día a día nos motivan para seguir afrontando, con esta ilusión centenaria, su cuidado y atenciones. Y a sus familiares que, con su apoyo y aliento, nos animan en nuestra tarea.

Pero muy especialmente quiero dar las gracias a nuestro equipo, formado por profesionales de primera línea. Quienes han sufrido en su piel uno de los momentos más duros de nuestra reciente historia, y lo han hecho con la hidalguía, entrega y generosidad de aquellos otros que les precedieron en nuestra labor hospitalaria. Gracias por mantener vuestro espíritu de lucha y superación, y muchas gracias por la dedicación constante que ponéis en el cuidado y atención a nuestros mayores. Sois la vanguardia de esta institución.

La historia del Hospitalillo, como cariñosamente se le conoce, está plagada de grandes personas que han habitado sus muros. En este año se conmemora la conversión de San Ignacio de Loyola, ejemplo de vida y dedicación a los más necesitados,  que compartió nuestras estancias durante el tiempo que vivió en Alcalá de Henares, y que este año celebraremos mediante los actos programados de Igntius500. Todo ello en colaboración con nuestro Ayuntamiento, Obispado, la Compañía de Jesús y la Universidad de Alcalá.

Por desgracia, también hemos sufrido la pérdida de un pilar de esta casa, don Manuel Palero, quien dedicó más de sesenta años de sacerdocio y servicio ininterrumpido en nuestra Iglesia, y a quien le debemos, en buena medida, la devoción y cariño que la ciudad de Alcalá de Henares nos profesa.

En estos años próximos, los proyectos son enormes, la ilusión máxima, y junto con nuestra proyección cultural; con la divulgación de nuestro magnífico archivo; nuestro museo; la reapertura de la Iglesia y la Capilla de San Ignacio, a buen seguro conseguiremos, con ayuda de nuestros mecenas y benefactores, mostrar nuestro pasado para poder proyectarnos al futuro, con mejores medios y servicios. Ilusión, empeño y dedicación no nos faltará.

Asensio Esteban Vallejo
Presidente